En su paternal saludo a los «queridos hermanos y hermanas enfermos» – al concluir la Misa y Canonización de Francisco y Jacinta Marto – antes de la bendición final, el Papa Francisco reiteró que «Jesús sabe lo que significa el sufrimiento, nos consuela y nos fortalece». «Éste es el misterio de la Iglesia», que le «pide al Señor que consuele a los afligidos y Él los consuela, incluso de manera oculta», en la intimidad del corazón.
Subrayando que el cristiano adora y busca a Jesús, el Papa Francisco señaló que «hoy la Virgen María nos repite a todos nosotros lo que les preguntó hace cien años a los pastorcitos: ¿quieren ofrecerse a Dios? Y si le respondemos «¡sí queremos!», nos ofrece la oportunidad de entender e imitar su vida, en «una actitud de ofrecimiento al Señor».
Alentando a los enfermos a sentirse «partícipes de pleno derecho de la vida y la misión de la Iglesia», el Papa los animó asimismo a no tener vergüenza de ser «un tesoro valioso de la Iglesia».